viernes, 27 de agosto de 2010

Basta de Maniqueismo

El maniqueismo nos aclara las cosas, también las oscurece. Se presenta frente a nosotros como una solución accesible, como una versión al alcance de nuestra razón, pero en el fondo no es más que una estructura irracional que nos conduce a conclusiones difícilmente acertadas. Aparece ahí, en medio de una búsqueda explicativa, como un camino aparentemente convincente y que bien formulado puede ser letal. Se nos presenta atractivo y seductor, incluso para quienes creen ser escépticos pero sin darse cuenta caen en las telarañas del maniqueo. Es una razón empaquetada, como para envoltorio y que busca clientes sin miedo. Nunca le tuve miedo, pues siempre creí ser un fiel buscador de la verdad. Sin embargo me da escalofríos cuando me encuentro siendo atrapado por esta medusa que se va escurriendo por entre las neuronas, cuando sin darme cuenta me acorrala y luego me doy cuenta de lo que pasó. Allí respiro y siento alivio de darme cuenta que no es así y que en realidad las cosas son distintas a lo que el maniqueo presenta. De todas formas me queda ese gustito amargo de haber sido atrapado, aunque sea momentáneamente, por esa enferma forma de pensar.
Pues claro, la realidad es más que compleja, y necesitamos modelarla con comportamientos que nos parecen adecuados. El maniqueismo es un modelado por demás simplista, que permite una primera aproximación y que por cierto, es errada. Sin modelos, no vemos la realidad pero con el maniqueo destruimos cualquier intento de verla de un modo genuino, buscando realmente la verdad.
Más letal es el maniqueismo cuando está en manos de los referentes y líderes populistas y demagogos que lo utilizan como herramienta permanente para establecerse y continuar haciendo lo que saben hacer bien, convencer a las masas de su visión simplista de la realidad y hacerse esclavos ellos mismos de estas reglas maquiavélicas. Pues pierden la esencia y quedan atrapados en el parecer, pierden las referencias de lo moral y fácilmente olvidan la tranquilidad que se necesita para pensar sin espurios y con un intento genuino de entender la verdad.
Algo está claro, el maniqueismo es bien práctico para quienes se aburren de pensar y prefieren aferrarse a una idea desde lo irracional. Es útil para quienes no tienen tiempo de pensar o prefieren no hacerlo por comodidad, pero a la larga deja estragos imborrables, altera la visión de la realidad y hace que nos volvamos cada vez más hipócritas. El maniqueismo en las masas, promovido por referentes es el opio de los pueblos, es la peor condena para una sociedad en la que comienzan a aparecer referentes que dejan de ser conscientes de su maniqueo y pasan a conducir incluso siendo víctimas de esa destructiva vía de razonamiento.
Algo está claro, hay pocas cosas que me conduzcan a lo irracional tanto como lo hace el maniqueísmo. Es algo que me saca de las casillas, pierdo la referencia y me cuesta argumentar. Luego, tranquilo, entiendo que no es más que una desdicha del ser humano y que hay que combatirla para llevar nuestra identidad con nosotros y promover, por sobre todo, el verdadero camino a la verdad.
Basta de falacias.

1 comentario: