viernes, 24 de junio de 2011

Afinación de guitarras y otras locuras...

Se entra por la planta de salida y se sube un piso hasta planta baja y dos más hasta el primer piso. Es decir que técnicamente el primer piso está en el tercero. Es la Facultad de Ingeniería y ofrece muchas bondades para los ojos de un ser contemplativo.
Evitando manadas de estudiantes que bajan como agarrándose de lianas, deslizándose por las barandas y haciendo "sapito" entre los escalones, voy subiendo, todavía agitado por el pedaleo intenso de la mañana gélida, y pienso que seguramente esté terminando algún teórico de los de segundo, o que quizá sea la gente de sistemas. Miro sus caras y compruebo que sí, o que por lo menos coincide con mi prejuicio sobre sus atuendos y aspectos, y forma de andar y mirar a la gente. Sigo subiendo la escalera entunelada que da cierto vértigo a mirar incluso para arriba y observo las carteleras de los centros de estudiantes, de uno y del otro, comparo lo que cada uno tiene para ofrecer, los temas que tocan, las palabras que utilizan, la estética de las mismas en cada caso e instantáneamente me nace pensar en política, y luego pienso si realmente está bien que me ponga a pensar en política, si esos deben ser sus asuntos o no y pronto mi mente vuela al gobierno, a su vinculación con el mundo tecnológico y a las actividades ingenieriles.
Mi profunda introspección se destruye instantáneamente al ver un cartel, que me saca de cualquier tema serio y me hace sonreír, luego pienso nuevamente su mensaje y largo una carcajada silenciosa, pues voy solo, no vayan a pensar que estoy loco. Estaba en una de las carteleras de uno de los centros de estudiantes y decía:
"Afino guitarras" y en letra un poco más pequeña pero en negrita aclaraba "en el día". Debajo tenía su número de celular y varios papelitos para que quien sintiera de esta, una oferta tentadora, pudiera arrancar uno y contactarse con ese principio de luthier anónimo. Para mi sorpresa, había varios arrancados, quizá por varios interesados, quizá por una estrategia del "sigo entregando" como forma de marketing por parte del propio afinador. Simplemente genial.

jueves, 16 de junio de 2011

Simultamento

A veces pienso en la simultaneidad, en la cantidad infinita de cosas que puedan estar sucediendo en un mismo momento, por ejemplo ahora, mientras escribo, o por ejemplo luego, mientras alguien lee.
Cuántas personas estarán en este momento pensando en alguien más.
Cuántas estarán sufriendo un amor y cuántas estarán enamorándose.
Cuántos músicos estarán haciendo suyas las melodías que viajan por el aire.
Cuántos matemáticos estarán resolviendo problemas que algún día serán aplicados en quién sabe cuántas cosas que muchos usarán.
Cuántos niños estarán siendo concebidos en este momento.
Cuántos de ellos estarán naciendo con hambre.
Cuántas personas estarán siendo felices. Cuántos estarán odiando.
Cuántos estarán muriendo y cuántos estarán matando.
Cuántos estarán yendo al teatro por primera vez. Cuántos estarán viendo el mar por primera vez.
Cuántos estarán soñando con menos injusticias. Cuántos con la cura para alguna enfermedad.
Cuántos estarán por concebir una gran idea, cuántos la emprenderán.
Cuántos estarán arriesgando. Cuántos estarán cambiando sus convicciones.
Cuántos estarán firmando contratos millonarios. Cuántos estarán haciendo números para llegar a fin de mes y cuántos al final del día.
Cuántos estarán por tomar una gran decisión. Cuántos se sentirán perdidos.
Cuántos estarán buscando alguien que los escuche y alguien que los entienda.
Cuántos estarán soñando con la vida. Cuántos estarán viviendo lo que sueñan.
Cuántos tendrán miedo. Cuántos tendrán certezas.
No lo sé y no creo que lo sepa, pero cuántas veces pienso en cuántos estarán sintiendo eso.