jueves, 15 de abril de 2010

Tolstoi sobre pinochas

Tengo un par de horitas entre clase y clase. Estoy de bermudas y chancletas color patito. Este calor de abril me hace sentir extrano, pero trato de no preguntar demasiado, no sea cosa que se ponga frio. De hecho esta primavera-verano de abril me hace sentir mas desorientado que la nieve de enero. De todas formas estoy un poco mejor que los varios personajes que me encontre por el camino que desconocian el hecho del opuesto de las estaciones en el hemisferio sur (ni hablar de las estrellas durante la noche).
Ese rato libre aprovecho para almorzar y en el camino me encuentro con un toque en la puerta del ''University Center''. Esas melodias de country me transportan mentalmente a Nashville, TN, un par de meses atras. Tambien, lastimosamente, a mi mente viene la imagen de Jorge Nasser, a quien, luego de verlo en vivo en un escenario compartido con Fernando Cabrera y Agarrate Catalina en el Teatro de Verano, detesto con toda mi alma por la incoherencia de sus declaraciones frente a la explicacion de la letra de una de sus canciones, intentando despertar cierto carino por parte del publico con estrategias populistas de muy baja calidad que suponen un comprtamiento completamente hipocrita. Mi mente vuelve a este pais, Nasser y las dulces melodias del Toto Mendez quedan atras luego de ese rasguido con la sexta en Re que hace sentir mas profundo y mas genuino el estilo ''farm'' de su cantar.

Luego de almorzar, me queda un rato todavia, y dado que mis companeros estan todos estudiando, opto por invitar a Tolstoi a que sea participe de esta tarde veraniega en el verde del campus. Reposando en ese colchon de pinochas, con pocos sonidos humanos, mi mente se transporta a la Siberia del Siglo XIX. Reconozco que no me es facil, dada la incompatibilidad de los mundos que pelean: el presente, el real, y el imaginario, el que se desprende de mi lectura en el bosque. Pronto el calor me vence, las persianas de mis ojos van cayendo, y luego de varias idas y venidas soy derrotado por la digestion, para pasar a dormitar entre los arboles. Algun pajaro charlatan me estorba con sus canticos, pero pronto pasan a ser parte de la melodia de mis suenos. Alguna hormiga arriesgada se pasea por ese cuerpo caliente, con ganas de llevarse su bocado. Lucho, pero pronto me vuelvo tosco y con pocos reflejos. El sueno me esta terminando de vencer, como un veneno que hace efecto muy lentamente. Ya estoy abriendo por completo la puerta del mundo onirico, ya comienzo una vez mas, a divisar el sinfin de propuestas que tiene para mi en esta oportunidad. Puedo elegir en que pensar, imaginar, hacia donde guiar mi imaginario esta vez. De hecho, estoy completamente dormido.

''Hey...hey....hey dude'' se repetia en mi cabeza, bombeando periodicamente, otra vez lo mismo ''hey...hey...hey dude''. Enseguida me desperte, me incorpore, con la sensacion de haber escuchado solamente la mitad de las veces el mensaje que estaba dirigido, ahora si, indudablemente a mi. Seguramente hacia varios segundos que me estaban hablando, pero solo pude percatarme de los ultimos instantes, mientras abandonaba lentamente el sueno.

De pronto siento risas, y enseguida viene la pregunta, que espero que explique la incoherencia del momento. ''Are you ok?''. Mi respuesta es afirmativa, sin palabras, solamente asintiendo con mi cabeza. Explican que pensaron que ''me pasaba algo'' pero que se estan dando cuenta que simplemente estoy tomando una siesta.

Lo raro de la escena, es que duermo al aire libre. Enseguida me doy cuenta, que algo que creo que es normal, aca suena raro. De hecho, mi mente recorre imagenes desde mi llegada, y ninguna senala gente durmiendo en publico. Me doy cuenta que estoy en disonancia, saludo sonriendo y escucho a las estudiantes de enfermeria con clara vocacion de servicio, seguir su camino junto con sus risas por lo ''divertido'' de la situacion. De hecho algo normal para unos, suena ''gracioso'' para otros. La risa, supongo, habra venido de la sorpresa de no encontrarse con un enfermo, un adicto sobrepasado de dosis, y por el contrario, encontarse con una escena completamente sana, respirando naturaleza en ese colchon de pinochas.

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