sábado, 10 de noviembre de 2012
Chiller
Esta es la historia del gran G.D., un personaje urbano de los tiempos que corren, un ser que posiblemente sea conocido de algún conocido de un conocido de varios que lean esto, pero que vale la pena perpetuar sus experiencias y sus relatos para que logren la posteridad.
Hablamos de un ser que tuve el gusto recientemente. Luego de muchos cuentos que formaron una imagen en mi mente, logré concretarlo en un ser de carne y hueso. Ese joven que comenzada su tercera década de vida se hacía llamar Chiller, al parecer porque excepto las matemáticas B y A, tenía todas asignaturas del BAchillerato aprobadas. Simplemente notable apodo.
viernes, 24 de junio de 2011
Afinación de guitarras y otras locuras...

Se entra por la planta de salida y se sube un piso hasta planta baja y dos más hasta el primer piso. Es decir que técnicamente el primer piso está en el tercero. Es la Facultad de Ingeniería y ofrece muchas bondades para los ojos de un ser contemplativo.
Evitando manadas de estudiantes que bajan como agarrándose de lianas, deslizándose por las barandas y haciendo "sapito" entre los escalones, voy subiendo, todavía agitado por el pedaleo intenso de la mañana gélida, y pienso que seguramente esté terminando algún teórico de los de segundo, o que quizá sea la gente de sistemas. Miro sus caras y compruebo que sí, o que por lo menos coincide con mi prejuicio sobre sus atuendos y aspectos, y forma de andar y mirar a la gente. Sigo subiendo la escalera entunelada que da cierto vértigo a mirar incluso para arriba y observo las carteleras de los centros de estudiantes, de uno y del otro, comparo lo que cada uno tiene para ofrecer, los temas que tocan, las palabras que utilizan, la estética de las mismas en cada caso e instantáneamente me nace pensar en política, y luego pienso si realmente está bien que me ponga a pensar en política, si esos deben ser sus asuntos o no y pronto mi mente vuela al gobierno, a su vinculación con el mundo tecnológico y a las actividades ingenieriles.
Mi profunda introspección se destruye instantáneamente al ver un cartel, que me saca de cualquier tema serio y me hace sonreír, luego pienso nuevamente su mensaje y largo una carcajada silenciosa, pues voy solo, no vayan a pensar que estoy loco. Estaba en una de las carteleras de uno de los centros de estudiantes y decía:
"Afino guitarras" y en letra un poco más pequeña pero en negrita aclaraba "en el día". Debajo tenía su número de celular y varios papelitos para que quien sintiera de esta, una oferta tentadora, pudiera arrancar uno y contactarse con ese principio de luthier anónimo. Para mi sorpresa, había varios arrancados, quizá por varios interesados, quizá por una estrategia del "sigo entregando" como forma de marketing por parte del propio afinador. Simplemente genial.
jueves, 16 de junio de 2011
Simultamento
A veces pienso en la simultaneidad, en la cantidad infinita de cosas que puedan estar sucediendo en un mismo momento, por ejemplo ahora, mientras escribo, o por ejemplo luego, mientras alguien lee.
Cuántas personas estarán en este momento pensando en alguien más.
Cuántas estarán sufriendo un amor y cuántas estarán enamorándose.
Cuántos músicos estarán haciendo suyas las melodías que viajan por el aire.
Cuántos matemáticos estarán resolviendo problemas que algún día serán aplicados en quién sabe cuántas cosas que muchos usarán.
Cuántos niños estarán siendo concebidos en este momento.
Cuántos de ellos estarán naciendo con hambre.
Cuántas personas estarán siendo felices. Cuántos estarán odiando.
Cuántos estarán muriendo y cuántos estarán matando.
Cuántos estarán yendo al teatro por primera vez. Cuántos estarán viendo el mar por primera vez.
Cuántos estarán soñando con menos injusticias. Cuántos con la cura para alguna enfermedad.
Cuántos estarán por concebir una gran idea, cuántos la emprenderán.
Cuántos estarán arriesgando. Cuántos estarán cambiando sus convicciones.
Cuántos estarán firmando contratos millonarios. Cuántos estarán haciendo números para llegar a fin de mes y cuántos al final del día.
Cuántos estarán por tomar una gran decisión. Cuántos se sentirán perdidos.
Cuántos estarán buscando alguien que los escuche y alguien que los entienda.
Cuántos estarán soñando con la vida. Cuántos estarán viviendo lo que sueñan.
Cuántos tendrán miedo. Cuántos tendrán certezas.
No lo sé y no creo que lo sepa, pero cuántas veces pienso en cuántos estarán sintiendo eso.
lunes, 30 de mayo de 2011
Tiempos Modernos V2
Tengo historias para contar, hay varias, espero no se vayan de mi mente. Las anoto pensando que de todas maneras se irán, o se transformarán con el paso del tiempo o que mi visión sobre ellas será diferente, porque yo seré diferente y porque el mundo lo será. Estoy más cerca de mi profesión, quizá. Estoy más lejos de la literatura, espero que no. Por eso cada tanto, arranco un libro y cuando puedo los termino. A veces me obligo a seguir leyendo hasta que me doy cuenta que no es digno. Es preferible que no sea así, pero los proyectos, los plazos obligan. Antes estudiaba o trabajaba. Ahora estudio Y trabajo Y no dejo de hacer esas otras cosas lindas que llenan el alma. Pero sigo con esa filosofía que la bici y los viajes dan. Aunque a veces luche por sostener esa filosofía en momentos que parece insostenible. Hace un año y una semana que me dijeron que sería más viejo y que mi hermano sería padre y yo tío. Pienso en ese día y en todo lo que pasó de ese día hasta aquí. Veo pasar todos esos días como en una sucesión de daguerrotipos viejos que logran cierta coherencia, cada uno con su identidad.
En estos días me contagio de optimismo y pragmatismo mientras trato de no alejarme del romanticismo y de los ideales. Es difícil no estancarse ni perderse en la vorágine. Pero a veces pienso que encuentro el punto adecuado. De todas formas veo historias y no las puedo contar. Las anoto y prometo que estarán. Leo muy de a poco, fragmentos que sé que puedo disfrutar. Pronto estará la historia del niño Ghana y de la mortaja tejida antes de tiempo.
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